Invierno y aguas calientes: 6 termas argentinas para combatir el frío

Clásicas y alternativas, estas son algunas de las termas más lindas del país.

El escenario idílico es el siguiente: traje de baño, paisajes imponentes alrededor y un cambio de temperatura que eriza la piel. El frío del ambiente se transforma en calor al instante en que los pies entran en contacto con el agua. El cuerpo empieza a relajarse, la mente se despeja y se vive al 100% la definición de wellness, el estado de sentirse bien. Esa es la promesa de uno de los fenómenos más atractivos de la Argentina. 20 de las 23 provincias presentan las más variadas opciones para conectar con el bienestar, la distensión y la naturaleza. El efecto es instantáneo: las termas son un pasaje de ida hacia la desconexión de la rutina diaria y la conexión con uno mismo.

¿Cuál es el origen de este imperdible? Milenario. Las antiguas civilizaciones ya utilizaban este método para prevenir y curar enfermedades. De hecho, hay registros que se remontan al 200 a.C en países como Grecia, Italia e India. Las aguas provienen de capas subterráneas de la Tierra y, al emerger a la superficie, lo hacen a temperaturas más cálidas. En el trayecto recolectan distintos minerales del suelo. Hierro, sodio, calcio y magnesio son algunos de los protagonistas de la ecuación, que ponen en evidencia los cientos de beneficios que aportan al cuerpo humano. Mejoran la circulación sanguínea y el proceso metabólico, eliminan toxinas, estimulan al sistema inmunológico, aumentan la producción de endorfinas, relajan la tensión y disminuyen los dolores musculares. Además, también son recomendadas para las personas que tienen problemas dermatológicos.

Hace años que la bandera argentina destaca en el universo termal de Latinoamérica. Con más de 200 fuentes para disfrutar de la experiencia y un itinerario ideal para desconectar, conocer las termas nacionales es una tarea pendiente para despegarse del estrés cotidiano y explorar nuevas formas de sanar.

Un recorrido por las más clásicas

La capital nacional de circuitos termales. Puntos que rodean la Cordillera de los Andes. Complejos preparados para recibir a turistas de todo el mundo. Hay aguas que ya se ganaron su lugar en la mente de los aficionados, y no es para menos. Infraestructura hotelera, tratamientos terapéuticos complementarios y confort asegurados.  

Termas de Fiambalá, Catamarca

“Agua que penetra en la montaña”. Ese es el significado detrás del nombre de esta joya correntina. Y todo tiene sentido cuando se pisa la localidad a pocos kilómetros de Tinogasta. Las elevaciones rocosas envuelven uno de los atractivos turísticos más interesantes de la provincia: sus increíbles Termas de Fiambalá. Catorce piletas naturales se imponen en la ladera de la montaña a temperaturas que van de los 38º C hasta los 70º C, construidas de forma tal que se mimetizan con el entorno. Como siempre (y además del paisaje inmejorable), las propiedades minerales son perfectas para los problemas digestivos, respiratorios, reumáticos y de la piel. Un oasis para alimentar el espíritu a 1550 metros sobre el nivel del mar. 

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Termas de Río Hondo, Santiago del Estero

Uno de los grandes clásicos locales. Porque las Termas de Río Hondo son mucho más que termas. Son sinónimo de turismo, tranquilidad y plenitud. Son la receta perfecta que combina ingredientes fríamente calculados para sorprender a quienes se sumergen en una experiencia de relajación sin precedentes.

La urbe con más aguas termales del continente encontró su lugar en el podio a base de hoteles, servicios recreativos y prácticas de wellness orientadas a brindar una vivencia gratificante. Las aguas carbo ionizadas ayudan a crecer las células, mejoran la actividad orgánica, alivian reumatismos, problemas respiratorios, eczemas en la piel y mejoran la circulación.

Si se quiere redoblar la apuesta y combinar la escapada con un poco de adrenalina, la parada en el Autódromo de Termas de Río Hondo es obligatoria. Competencias nacionales e internacionales de automovilismo, motociclismo y bicicross tienen lugar en este predio a pocos minutos de la ciudad. ¿El highlight? La exposición de un auto de Fórmula 1 en el Museo del Automóvil.

Termas de Federación, Entre Ríos

La capital nacional de aguas termales tiene experiencia de sobra en la materia. El reconocimiento no es en vano: 15 centros se distribuyen en las distintas localidades que componen la provincia de Entre Ríos. Y todos están acondicionados para garantizar comodidad y lujo en igual medida.

Con una profundidad de 1260 metros y temperaturas de 37° a 45°, las Termas de Federación se inauguraron en 1995 y fueron la primera perforación termal de la Mesopotamia argentina. Así que el factor histórico también forma parte del recorrido. Las piletas de agua regalan momentos que combinan relajación con diversión: hay un parque acuático, un spa y hasta piscina semiolímpica. ¿Un dato curioso? Fluyen más de 450 mil litros de agua por hora. 

Termas alternativas: el otro costado del circuito

El NOA y la Patagonia dicen presente en la propuesta. Porque no se podían quedar afuera de la selección si de relajarse se trata. Los paisajes naturales ya son suficientes para cumplir el cometido, pero las termas reafirman lo que ya es de conocimiento mundial: siempre es una buena idea viajar hacia el norte y el sur del país. De colores intensos, paisajes alucinantes e históricas, estas son algunas alternativas que se pueden descubrir en el territorio nacional:

Termas de Reyes, Jujuy

Una quebrada muy típica norteña y charcos de agua que se asoman en la panorámica. El cuadro se compone de pinceladas verdes, cerros y caminos serpenteantes, pero el protagónico lo tienen las piscinas de aguas termales que alcanzan hasta los 50° de temperatura. A 19 kilómetros de la capital de Jujuy, las Termas de Reyes ofrecen una alternativa en contacto con la naturaleza y con la tranquilidad de la provincia. Las aguas son hipertermales, con una salinidad baja, sulfatadas y bicarbonatadas sódicas; todo lo necesario para estimular las defensas, eliminar toxinas y reactivar el metabolismo.

Termas de Copahué, Neuquén

Diez mil metros cuadrados reúnen minerales naturales repletos de beneficios: aguas, fangos, vapores y algas se combinan en un mismo lugar y dan origen a unas termas únicas en el mundo. La insuperable ubicación a los pies de la Cordillera de los Andes las posicionan como uno de los grandes imperdibles en el circuito termal (y en la provincia de Neuquén).

Sus aguas son de origen volcánico y todo lo que las rodea respira aires patagónicos con huella personalizada. En invierno el espectáculo es todavía más impresionante: el lujo es zambullirse en las cinco lagunas observando picos nevados y elevaciones vestidas de blanco.

Rosario de la Frontera, Salta

A 174 kilómetros de la capital se encuentra un oasis de relajación que cumple con todos los requisitos necesarios para hacer una pausa. Emplazadas en un hotel de 1880, la calidad de sus aguas aportan propiedades curativas a más de 3000 metros de profundidad, con grados que llegan hasta los 99°. El entorno natural se combina con los servicios propios de un alojamiento de primer nivel, y el resultado son siete tipos de baños termales que se disfrutan en cada habitación del hotel, además de piscinas externas y otros tratamientos como baños de vapor sulfurosos y baños de barro. 

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