Golf y paisajes: 10 canchas en Argentina con vistas increíbles
Argentina ofrece interminables opciones para los fanáticos golfistas. De norte a sur, de este a oeste, el viaje deportivo se transforma en la excusa perfecta para recorrer el país.
Más de 300 campos posicionan a Argentina como una coordenada idónea para la práctica del deporte de origen escocés. Pero, más allá de la calidad de sus canchas de intenso verde, la verdadera magia se revela en los paisajes que las rodean. Porque en el país del Fin del Mundo sobran panorámicas y, sobre todo, espíritu deportivo.
El golf aterrizó en suelo celeste y blanco en 1885 y se encargó de dejar huella en cada provincia, tierra y rincón patrio. El swing se adaptó a las particularidades de los ecosistemas, habilitando no solo la destreza propia de la actividad, sino también las más variadas vistas entre montañas, lagos, mares, urbes y pulmones verdes. ¿El resultado? Terrenos de juego perfectos para respirar aire puro, inspirarse de la mano de la naturaleza y jugar en lugares galardonados a nivel internacional. No importa para dónde apunte el gps viajero: Argentina siempre es generosa y presenta alternativas para todos los gustos.
La esencia del golf, la falta de un árbitro que dirija el encuentro y las reglas de comportamiento en la cancha también le sientan bien a la bandera albiceleste: nada más argentino que compartir con otros y sellar amistades. Dos atributos que el golf cumple con honores. Ahora sí, anotá los puntos infalibles a la hora de apostar a este tipo de turismo:
1. Termas de Río Hondo Golf Club, Santiago del Estero
La dupla relajación y deporte es posible en la provincia de Santiago del Estero. Porque las Termas de Río Hondo esconden, además de aguas termales a distintas temperaturas, un campo de 120 hectáreas listo para ser recorrido por aficionados. Demás está decir que el entorno ayuda muchísimo: infinita vegetación, lagunas y confort incluido.
Uno de los destinos termales más famosos del país es sede de este club que entra sin mucho esfuerzo en el ranking global de los mejores sitios para desempeñar el arte del golf. Quizás porque su diseño vanguardista fue pensado por Robert Trent Jones Jr, un diseñador norteamericano de primer nivel, o porque los fairways son anchos y atrayentes. La conclusión es que amateurs y profesionales son bienvenidos para entrar en contacto directo con el ejercicio y dejarse sorprender por el atractivo de las termas después de un arduo día de entrenamiento.
2. Olivos Golf Club, Buenos Aires
135 hectáreas, 27 hoyos, un sinfín de árboles de distintas especies, lagunas y un diseño audaz. Esos son algunos de los condimentos que tiene el imperdible de la provincia de Buenos Aires. 18 hoyos fueron diseñados por el ingeniero Luther Koontz y los 9 restantes por Emilio Serra. No por nada entra en podios mundiales y está en el Top 100 de los mejores del globo según Golf Digest.
El Olivos Golf Club se creó en 1926 y cuenta con una escuela de instrucción para chicos, restaurante, alquiler de equipos, gimnasio y pileta al aire libre, entre otros servicios. Fue sede del Abierto de Argentina y el Torneo de Maestros en varias ocasiones, eventos que lo sitúan en el radar internacional.
3. Chapelco Golf Club, Neuquén
Dar unos golpes en la cancha patagónica creada por uno de los mejores golfistas de la historia es un plan que le hace brillar los ojos a más de uno. Jack Nicklaus, también conocido como el Oso de Oro y eminencia del green, lideró el desarrollo de uno de los campos más lindos del país: Chapelco Golf Club, en San Martín de los Andes. Son 18 hoyos abrazados por la Cordillera de los Andes que ya robaron suspiros al mundo entero. ¿Lo mejor? Está emplazada en un hotel, así que la jornada puede finalizar con un merecido momento de relax y spa.
Y porque con una sola coordenada no alcanzaba, en esta localidad también está El Desafío Mountain Resort. Esta vez la estrella que acompañó la construcción fue Greg Norman, siendo su primer diseño en Sudamérica. Son 9 hoyos y, como todo en estos pagos, las vistas superan cualquier tipo de expectativa.
4. Llao Llao Golf, Río Negro
Si el objetivo es empaparse de paisajes patagónicos, el Llao Llao Golf, en Bariloche, respeta la premisa a rajatabla. Situarse en esta obra de arte natural es tarea fácil: lagos cristalinos, bosques frondosos y picos nevados por doquier. Jugar al golf nunca sonó tan bien.
Los 18 hoyos que reciben a turistas de todo el globo se emplazan en un horizonte donde los verdes se funden con aguas turquesas y elevaciones rocosas. Los pulmones se llenan con aire renovado y la paciencia que requiere el golf cuesta un poco menos cuando se alza la vista para contemplar los alrededores. Más allá del campo en perfectas condiciones, también puede disfrutarse de una estadía de lujo en el histórico hotel, con spa listo para descontracturar los músculos tensionados post práctica.
5. Jockey Club, Buenos Aires
San Isidro, al norte de la provincia, dice presente en la lista. En 1882 se fundó el club propiamente dicho, de la mano de uno de los primeros presidentes de la República Argentina, Carlos Pellegrini.
El imponente campo de 80 hectáreas fue diseñado por el arquitecto escocés Alister Mackenzie en 1980 y allí se celebraron torneos como el Golf Tour de Europa y la Copa Mundial. Además, Mackenzie forma parte del Salón de la Fama del Golf y es conocido por haber sido la mente brillante detrás de canchas que se volvieron íconos mundiales: el Cypress Point, el Augusta National, el Royal Melbourne y el Crystal Downs.
Sus hoyos fueron testigos de la destreza de Arnold Palmer, Tom Watson y Gary Player, entre otros golfistas de gran prestigio.
6. Potrerillo de Larreta Golf Club, Córdoba
El concepto naturaleza y aventura en su máxima expresión. Córdoba cuenta con varias opciones para practicar el deporte, pero Potrerillo de Larreta se emplaza en un entorno natural único, con sierras que decoran el cuadro y árboles distribuidos a la perfección entre sus 18 hoyos. La construcción estuvo a cargo del arquitecto Ángel Reartes, con fairways y bunkers de arena fina que contrastan con el paisaje serrano.
Dato curioso: está construido sobre lo que fue una estancia jesuita hace cuatro siglos atrás.
7. Ushuaia Golf Club, Tierra del Fuego
Claro que el campo de golf más austral del mundo porta la bandera celeste y blanca. Ushuaia, en Tierra del Fuego, infla el pecho para ocupar su merecido lugar en la selección. Porque nada se le escapa al Fin del Mundo; ni siquiera la práctica del deporte de palos largos y precisión absoluta.
A 20 minutos en auto del centro de la ciudad, el terreno de juego se sitúa en la icónica Ruta 3 y está delimitado por los bosques fueguinos y la geografía atrapante de la provincia. Glaciares, lagos, lagunas, montañas y el canal más importante del país - el de Beagle, claro está - terminan de cerrar con moño la oferta turística deportiva.
8. Buenos Aires Golf Club, Buenos Aires
El año 2000 fue un momento histórico para el Buenos Aires Golf Club: sus puertas abrieron para darles la bienvenida a profesionales de todo el mundo en la Copa Mundial de Golf, que consagró como ganadores a los míticos Tiger Woods y David Duval. Un año en el que los 27 hoyos que forman parte de este imperdible porteño se vistieron de gala y superaron las expectativas de miradas internacionales.
Considerada como una de las 100 canchas más importantes del globo, se emplaza en la provincia bonaerense, en Bella Vista.
9. Club de Campo, Mendoza
La capital del vino también ofrece la posibilidad de combinar el deleite de uvas con el ejercicio deportivo. Y lo bien que se llevan ambos placeres. El terreno verde se encuentra a 764 metros sobre el nivel del mar y se inauguró en 1974. La dosis justa para aprovechar el paisaje mendocino envuelto en cordones montañosos y viñedos.
10. Mar del Plata Golf Club, Buenos Aires
Un escenario único en la Costa Atlántica, a 419 km de la capital argentina. Esta vez el ambiente está marcado por olas, playas amplias y una ciudad costera que deslumbra con sus encantos. Los desniveles propios de Mar del Plata ubican a la cancha en la barranca de Playa Grande, que habilita vistas impresionantes al puerto y al océano.
La llamada Catedral del Golf tiene más de 100 años de vida y propone un circuito de dificultad alta ideal para quienes busquen aumentar el desafío golfista.