Día de la Pachamama: el detrás de la festividad que nos conecta con la naturaleza
Una costumbre ancestral de gratitud a la tierra que tiene lugar todos los primeros de agosto de cada año. Traspasó fronteras, continúa propagando el amor respetuoso hacia la Madre Tierra y esconde algunas curiosidades únicas.
Un ritual de agradecimiento milenario. Un vestigio de historia y tradición reflejadas en el norte del país. Una comunión entre hermanos de regiones andinas que le rinde culto a quien nos otorga todo lo que tenemos: la Madre Tierra. En la cultura incaica, la Pacha - el apodo que recibe - es la diosa femenina de la fertilidad y la tierra, que nutre y protege a los seres humanos. Justamente por eso el calendario marca el 1ro de agosto como el día en el cual, a modo de retribución, se celebra los bienes que nos proporciona.
Los ritos fueron cambiando con el correr de los años, pero todos mantienen la esencia de la celebración y veneración. Si bien el Día de la Pachamama es el primer día de agosto, las festividades continúan a lo largo del mes, teniendo distintas instancias de gratitud y ceremonias. ¿El mensaje que se transmite? La profunda conexión con la tierra. La oportunidad de ver más allá y enlazarse con la naturaleza desde su lugar más puro, restituyendo las energías sagradas en nuestra vida. Agradecer por el hogar que nos da y reforzar el compromiso de cuidarla.
Estas son algunas curiosidades alrededor de la fecha cultural y social:
El ritual consiste en realizar ofrendas a la Pacha
Ofrecerle a la Pachamama lo que ella nos proporciona para, a cambio, pedirle que se transite un buen año de cosecha, clima, abundancia de suelo y animales. El ritual varía según la región, pero generalmente las comunidades se reúnen y colocan en un recipiente de barro brasas junto a la planta sagrada de koa, encargada de conectar el mundo terrestre con el espiritual. Acto seguido se entierra y se tapa con una manta para empezar a sahumar. Luego es momento de ofrecer los alimentos: mazorcas, hojas de coca, bebidas, patas y cabezas de llamas y ovejas. Las distintas familias de la comunidad hacen el mismo proceso de ofrecimiento, con la mirada fija en la salida del sol (también llamado Tata Inti, Padre Sol). Al finalizar con las ofrendas, la misma persona que abrió la Pachamama es la encargada de cerrarla, finalizando con una piedra blanca que marca los años futuros.
El significado del término Pachamama
Una combinación de palabras de origen quechua y aimará: la Madre Tierra. Pero el nombre que recibe la Tierra va mucho más allá de la literalidad que refiere al suelo o la naturaleza; Pacha significa mundo, universo, tiempo, época. Es la representación del todo, incluidos el tiempo y el espacio. Además, se la asocia a una deidad protectora, que provee y cuida.
Caña con ruda: la bebida típica
La caña consiste en un destilado de mieles de caña de azúcar, y la ruda es una planta con propiedades curativas. La mezcla de ingredientes se le atribuye al pueblo guaraní y resultó en un culto que se pasó de generación en generación y encuentra su mejor versión el Día de la Pachamama. Muy arraigado a la época invernal y las enfermedades que conlleva la estación fría, tomar la bebida simbolizaba alejar a todos los males. Es un proceso de limpieza física y espiritual que se toma el 1ro de agosto en ayunas. Tres sorbos bastan para dar comienzo al día de la Madre Tierra como corresponde.
La celebración se realiza en otros países de Latinoamérica
Las zonas andinas de Bolivia, Ecuador, Perú y Chile también conmemoran a la Pachamama, aunque el nombre que recibe la divinidad va cambiando según el territorio. La representación es la misma: un vínculo de reciprocidad que se establece entre la humanidad como un todo y la Madre Tierra.
Los rituales coinciden con el comienzo de la época de siembra
Y no es casualidad, dado que el pedido que se hace a la Pacha es justamente que proporcione un buen clima para que las cosechas anuales den sus frutos y los animales y rebaños crezcan sanos. Además del término literal de siembra vinculado a la cosecha, la energía del Día de la Pachamama también invita a una conexión personal, a la propia época de siembra material y simbólica.