72 horas en Mar del Plata, la joya de la Costa Atlántica

17 November 2023

Es la ciudad soñada para una escapada a pura naturaleza y relajación, y en esta nota te contamos los motivos de la visita obligatoria para tres días a puro modo vacaciones.

En Argentina todo es intenso y afectuoso. Los abrazos son largos y sentidos, los besos bien ruidosos y, al dirigirse a otra persona, los sobrenombres denotan la pizca de calidez que caracteriza al personaje sudamericano. No es de extrañar, entonces, que esa manía de suavizar los nombres con apodos cercanos también se traslade hasta a las ciudades. Porque Salta no es Salta, es La Linda. Ushuaia se transforma en la ciudad del Fin del Mundo. Buenos Aires es la ciudad de la furia - bautizada así por la famosa banda de rock local, Soda Stereo - y Mar del Plata, ubicada en el partido costero y a 419 kilómetros de la capital del país, es La Feliz. Y con esa premisa, nada puede salir mal en el imperdible natural predilecto del verano argentino (de diciembre a marzo). 

Situarse en la ciudad que irradia alegría no es tarea para nada difícil. De hecho, esta nota está para - si es posible - facilitar aún más el cometido. Pero el pantallazo es algo muy similar a esta escena: pies en la arena caliente, ruido de olas rompiendo de fondo, mitad verde y mitad ciudad a lo lejos y la mejor compañía. Amigos, familia, pareja: Mar del Plata no distingue edades ni generaciones, porque las propuestas abundan para todos los gustos. ¿Todavía no te convencimos? Seguí leyendo y dejate sorprender por la magia marplatense en un recorrido de 3 días completos:


Día 1 en Mar del Plata


Mañana en las playas amplias y llenas de olas


47 kilómetros de costa alojan extensos mantos de arena que se unen con el romper de las olas del Océano Atlántico. Así son las playas en La Feliz: vastas, igual que su oferta turística. La temperatura del mar es óptima para los días de mucho calor que se viven en la temporada estival y las olas son perfectas para iniciarse en el arte del surf, el deporte favorito de la zona. Por supuesto, el componente gastronómico siempre dice presente, así que paradores para degustar delicias de mar sobran. Además, hay clásicos culinarios que no requieren trasladarse al restaurante más cercano: los vendedores ambulantes tientan a cualquiera con puestos de choclos pintados en manteca, churros rellenos de dulce de leche y bebidas y helados. 


¿Qué playas no pueden faltar en el itinerario? Playa Grande, un clásico cerca del centro y con mucho movimiento, Punta Mogotes, y todas las del sur de la ciudad, que también funcionan como sedes para grandes festivales de música y movida nocturna juvenil.


Almuerzo con gastronomía de mar


El paladar juega un rol fundamental y marca el ritmo del corazón argentino. Late más fuerte con la carne vacuna, claro está, pero la urbe portuaria presenta un menú que iguala las pulsaciones. Los platos con pescados y mariscos brillan en las pizarras afuera de los restaurantes, anunciando que la especialidad de la casa hace honores a la ubicación marítima estratégica. Abundan las corvinas, gatuzos, pejerreyes, merluzas, chernias, meros, lenguados y más. Y, en la familia de los mariscos, el podio lo tienen las exquisitas rabas, calamares fritos rebozados en harina (aunque nunca está demás probar los langostinos, las gambas al ajillo, el pulpo y los chipirones). La zona del puerto es una buena opción para adentrarse en la cultura gastronómica local y, de paso, recorrer sus pintorescos rincones. 


Más allá de los frutos de mar, Mar del Plata es polo cervecero artesanal, así que una parada técnica por cualquiera de sus cervecerías forma parte del plan. Además, sus panaderías deslumbran con medialunas, churros y cualquier otra factura ideal para los más dulceros. 


Tarde en el Bosque Peralta Ramos


El protagonista si de rincones verdes hablamos es, sin lugar a dudas, el Bosque Peralta Ramos. Las 500 hectáreas de árboles y flora local inundan la retina y renuevan los aires citadinos para dar lugar al silencio y la profunda desconexión entre pinos y flores. La actividad consiste en caminar por las calles de tierra e incluso visitar la feria de artesanías, pero si la brújula señala la arista gastronómica, el bosque también ofrece alternativas culinarias para satisfacer el antojo de turno. Lo más importante es que la premisa se mantiene: pulmones cargados, picos verdes que se entrelazan en sus puntas y muchísima energía para seguir recorriendo el pavimento marplatense.

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Día 2 en Mar del Plata


Escapada a Chapadmalal


Uno de los destinos tendencia de la Costa Atlántica. A media hora en auto de Mar del Plata, Chapa - ya avisamos que todo amerita sobrenombre - enamora con una energía fresca, muchísima naturaleza y una magia especial que atrae, sobre todo, a los más jóvenes. Acantilados rojizos, playas kilométricas (imperdible la Playa Luna Roja), una vibra surfer muy marcada y paradores frente al oleaje del mar son las principales atracciones, que se complementan con vistas y atardeceres que roban suspiros. Las clases de surf son moneda corriente y los profesionales de las olas eligen este destino para ponerse a prueba. 


Pero eso no es todo. La primera bodega con tintes oceánicos se instala entre campos verdes, lomadas levemente elevadas y aires que desprenden el olor característico del mar. Viñedos de un intenso verde se despliegan en Chapadmalal e invitan a los visitantes a descubrir los procesos detrás de la producción del vino, con la posibilidad de degustar las variedades que se producen en la zona. ¿El cierre perfecto a una escapada a la costa? Claro que sí.


Día 3 en Mar del Plata


Parada fotográfica en los acantilados


Con una altura de hasta 22 metros sobre el nivel del mar, los acantilados de Mar del Plata también se incorporan a la lista de razones para conocerla. Paredones rocosos se tiñen de un color ocre y bailan con el reflejo del sol, siendo testigos de un espectáculo único que involucra un horizonte de infinito mar, playas y vegetación. ¿Dónde sucede la magia? En el balneario Los Acantilados, al sur de la ciudad. La postal idónea para absorber la paz propia del entorno natural. 


Caminata por los paseos de compras


El viaje a Mardel no está completo sin el recorrido comercial. Porque sus clásicos alfajores, pulóveres, conservas y mariscos se pueden conseguir al paso y en paseos diseñados para disfrutar del cemento. La Peatonal San Martín, el trayecto de la calle Güemes, Alem y Avenida Juan B. Justo son los principales centros para pasear entre vidrieras, restaurantes y locales a la calle. 


Cierre del día con la cultura y espectáculos locales


Famosa por sus shows en temporada de verano, Mar del Plata es dueña de espectáculos teatrales y artísticos que convocan a turistas del mundo entero, además de brindar propuestas que involucran museos y centros culturales. El mayor imperdible en esta materia es el Museo de Arte Contemporáneo (MAR), que recibe al visitante con la icónica obra del lobo marino en su entrada. Armado con 50.0000 envoltorios de alfajores, mide 10 metros y es una creación de la aclamada artista Marta Minujín. En el interior del museo se pueden ver distintas exposiciones vanguardistas. 


Música, humor, cine, moda y danzas: el arte inunda las calles marplatenses y crea el clima perfecto para distenderse por fuera de la oferta playera. Cualquier función de teatro cumple con la expectativa y la época de calor regala las más increíbles fiestas entre arena y recitales a puro volumen, cumpliendo con las medidas de sanidad dispuestas.