3 experiencias imperdibles para descubrir el Litoral argentino
Es momento de desbloquear nuevas vivencias y, por supuesto, Argentina es tierra de posibilidades cuando de hacerlo se trata. Específicamente el Litoral, que regala momentos únicos rodeados de naturaleza, cultura y muchos colores. ¿Hace falta evidencia? Esta nota está para demostrarlo:
Destellos de luz, una masa de verde interminable, el eco del agua y - a lo lejos - el cantito rítmico de las miles de aves. Los ojos agradecidos, el corazón galopante y la sonrisa siempre de punta a punta. Se describe como felicidad, se lee el Litoral argentino. Estamos hablando del hogar de una de las siete maravillas del mundo y el segundo humedal más importante de Sudamérica. Dueño, también, de paisajes tan diversos como alucinantes. Es que nada le escapa a esta región: tiene bosques, selvas, palmares, montes, ríos, arroyos, saltos y hasta cataratas. Tentador, ¿verdad?
A fines geográficos la zona abarca las provincias de Misiones, Corrientes, Chaco, Entre Ríos, Santa Fe y Formosa. Un sexteto territorial que deslumbra con su naturaleza privilegiada a quien decida recorrerlo. Sobran los momentos, las experiencias y los encuentros. Pero, ¿qué se puede hacer por aquí? Es hora de leer y descubrirlo:
1) Observar aves de todo tipo entre paisajes de ensueño
Los fanáticos de contemplar especies voladoras saben que los mejores lugares para reconocerlas son aquellos de vegetación autóctona o en ambientes acuáticos y húmedos. En pocas palabras, escenarios donde los lagos, bosques, lagunas, selvas y esteros digan presente. ¿Acabamos de describir el Litoral, acaso? Y sí. Más todavía si consideramos cada una de sus áreas protegidas entre Reservas Naturales y Parques Nacionales. Por estos pagos las aves exóticas, migratorias o nacionales encuentran su casa perfecta, libre de contaminación o intervención humana.
Así que si las ganas de descubrir colores, tamaños, pelajes y melodías pisan fuerte en el corazón viajero, queda claro hacia dónde apuntará la brújula en la próxima aventura. Ahora bien, cuáles son las coordenadas a considerar:
- Para empezar, la selva misionera. Ya lo dijimos, donde abunda la naturaleza y el agua, abundan las aves. Una premisa que en Misiones, sede de las Cataratas del Iguazú, se cumple con honores. Por eso, en este enorme ecosistema selvático se pueden encontrar especies que no hay en ninguna otra parte del país. Se ven tucanes, yacutingas, vencejos de cascada, fruteros multicolores y águilas crestadas.
- Los Esteros del Iberá en Corrientes - uno de los humedales más importantes del mundo - también son la cuna de estos pequeños animalitos. De hecho, casi 400 clases lo eligen para vivir la mayoría del año. ¿Las más reconocidas? El yetapá de collar, la monjita dominica, el cardenal amarillo y el corbatita Iberá.
- Chaco no se queda atrás. Por aquí, tres imperdibles marcan el recorrido aviar: el Parque Nacional Chaco, el Parque Provincial Fuerte Esperanza y el Loro Hablador. ¿Qué especies se encuentran? El loro hablador, por supuesto, la chuña de patas negras, la lechuza chaqueña, el gallito copetón y el carpintero negro.
- Formosa, por otro lado, posee el título de una de las siete maravillas naturales de Argentina: el Bañado la Estrella que al igual que el Parque Nacional Pilcomayo aloja grandes concentraciones de cigüeñas de cabeza pelada, jabirus, garzas y espátulas rosadas.
- Asimismo, la reserva santafesina Jaaukanigás es un humedal enorme sobre el río Paraná que entre bañados, arroyos y bosques alberga algo más de 300 familias aviadoras.
- Por último, en un bosque de palmeras único y a los pies del delta de Paraná, la provincia de Entre Ríos invita a descubrir una gran diversidad de aves.
¿Lo mejor? Existe una app gratuita que se llama Aves Argentinas que tiene más de 2000 fotos, mapas, información y hasta los cantos de las 469 especies más emblemáticas del país. Una cosa está segura: quien pise el suelo del Litoral descubrirá tantas combinaciones como sorpresas para la retina y estará feliz de tachar, coordenada tras coordenada, las figuritas voladoras más difíciles de encontrar.
2) Sentir la adrenalina junto al agua
Sí, el territorio es muy versátil porque también le regala planes a los más osados. La extraña sensación de diversión acompañada de un palpitar nervioso no es para cualquiera. Y, sin embargo, quienes gustan de la adrenalina son de buscarla constantemente. Entonces, ¿dónde pueden cumplir sus deseos?
La famosa dupla misionera es un gran comienzo: saltos y cataratas altísimas en un entorno, por lo menos, imponente. El plan es recorrer en el Parque Nacional Iguazú las aguas de una de las maravillas naturales del mundo. Imperdible se queda corto. Eso sí, la travesía o mejor dicho La Gran Aventura implica navegar por debajo de esas caídas hídricas monumentales. En definitiva, bañarse con agua galardonada mundialmente. Nada mal, ¿no? Lo mismo sucede en el Parque Provincial de Saltos del Moconá y sus 3km de pared acuática o incluso desde el Parque Provincial Salto Encantado que luego de senderos de diversas dificultades recompensa a los turistas dibujando una postal digna de cuento: un salto de 64 metros abrazado de naturaleza pura.
En los Esteros del Iberá correntinos embarcarse en el agua también es un éxito. No importa cómo lo hagas (ni cuándo lo leas). En canoa, en kayak o incluso en lancha, conocer los pantanos es un plan digno de aventuras. Y claro que en el resto de la región se sostiene la premisa en los ríos Paraná, Uruguay, Gualeguay, Paraguay y más.
3) Fotografiar postales únicas y mágicas
Atardeceres memorables, paisajes inigualables y momentos emocionantes. Si hay algo que no le falta al Litoral son oportunidades para capturar clásicos que dejan escapar un suspiro tras otro. Aunque por aquí el verdadero clásico es tener la memoria cargadísima de recuerdos increíbles. Porque estas tierras conceden paso a paso postales merecedoras de un cuadro y los safaris fotográficos serán la excusa perfecta para enmarcarlos.
¿Cuáles son los imperdibles? Después de haber leído unas líneas, algunos nombres ya han quedado grabados. Las fuerza del agua en las Cataratas del Iguazú de Misiones, la riqueza del horizonte que marcan los 12000 km² de los Esteros del Iberá, el pulmón natural en el que se traduce El Impenetrable Chaqueño, las icónicas palmeras del Parque Nacional El Palmar en Entre Ríos, el humedal Jaaukanigás santafesino y el exótico entorno de El Bañado la Estrella en Formosa. ¿La única regla entre todas estas coordenadas? Dejar al visitante de turno con la boca abierta y el corazón contento.