10 costumbres argentinas: Por qué toman mate
Un recorrido por la esencia argentina y las particularidades que hacen al personaje local un ser único.
En la tierra de la pasión, del fútbol que late como un corazón en cada hincha y de la carne asada que despierta todos los sentidos, encontramos a un personaje entrañable y mundialmente conocido: el argentino. En el país de los contrastes y las celebraciones interminables, ser argentino es algo más que una nacionalidad; es una forma de vida, una actitud que se lleva en el alma. ¿Cómo convertirse en uno? Con este paso a paso que no falla.
Celebrar todo con amigos
La amabilidad y camaradería propia del argentino es de público conocimiento. Hacer sentir a alguien como en casa es parte de la cultura local y las amistades son la familia que se elige. Los vínculos que se tejen en Argentina son, probablemente, para siempre. Así se viven las amistades en tierra celeste y blanca: todo es motivo de celebración entre cómplices y los grupos siempre tienen lugar para un nuevo integrante. Fútbol, cumpleaños, festejos o juntadas regulares; unirse entre risas y gastronomía es un arte que se vive a flor de piel.
Venerar a los ídolos nacionales
Argentina es una nación donde los ídolos locales siempre destacan de alguna manera. Es parte de esa pasión intrínseca que se refleja en detalles pequeños pero que definitivamente también se manifiesta en el sentimiento de pertenencia. Desde icónicos músicos como Carlos Gardel o Gustavo Cerati, hasta los deportistas exitosos como Emanuel Ginóbili y Juan Martín del Potro, los argentinos sienten una admiración desenfrenada por quienes dejaron su huella en la música, el deporte y la cultura en general. Hablar sobre Diego Armando Maradona o Lionel Messi es moneda corriente en cualquier juntada entre amigos, porque son mucho más que personas que trascendieron en el deporte: son dioses vestidos de celeste y blanco. La veneración de estas figuras no solo es una muestra de respeto, sino también una manera de abrazar la riqueza y diversidad cultural del país.
La pasión por el fútbol de los argentinos
Una religión, una forma de vida, y un fervor que fluye en las venas de cada seguidor. En Argentina, los domingos no son solo días de la semana, son días de fútbol. Los estadios se llenan de hinchas, cada partido es un duelo de alta intensidad, y los goles son celebrados como victorias personales. La rivalidad entre los equipos es feroz, y cada fanático defiende sus colores con una devoción inquebrantable. Los héroes del fútbol argentino, desde Diego Maradona hasta Lionel Messi, son más que figuras deportivas; son iconos nacionales. Sus gestas en el campo inspiran y unen. Los partidos se gritan, se lloran y se sufren. Se celebran, se festejan y se viven como una experiencia emocional única.
Ponerle queso a todo
La pizza es la referencia por excelencia. La masa crocante bañada en salsa de tomate se completa con cantidades nunca suficientes de mozzarella, incluso hasta rebalsar los bordes y tostarse. Pero la premisa se lleva a cualquier preparación culinaria que maride bien con el queso. Medialunas rellenas con jamón, los famosos chipá hechos con harina de maíz y almidón de mandioca, los auténticos sándwiches de jamón y queso, las milanesas napolitanas (un clásico que consiste en apanar carne para freírla o hacerla al horno y coronarla con tomate y queso), las empanadas, las tartas. Las delicias locales siempre encuentran su camino hacia el lácteo más usado del país.
Por qué toman mate los argentinos
El mate es el compañero constante en la vida de los argentinos. Es una infusión de yerba mate que se bebe en un cuenco en el que se vierte agua caliente y se sorbe con una bombilla. El mate es uno solo y las personas con las cuales se comparte beben del mismo recipiente, convirtiéndolo en un ritual único de disfrute e intercambio de anécdotas. Se disfruta en cualquier momento del día y es una muestra de amabilidad y amistad que siempre es bien aceptada. Amargo o endulzado, se lleva muy bien con bizcochos y facturas.
Foto de Lautaro Andreani en Unsplash
Hablar en "argentino"
Hablar como un verdadero argentino va más allá del idioma; implica adoptar un conjunto de expresiones y giros idiomáticos característicos. En el país del Fin del Mundo, el lenguaje cotidiano es una muestra vívida de su rica cultura y su estilo de vida único. Si alguien dice “che”, quiere llamar la atención de algún interlocutor para iniciar una conversación. El “boludo” tiene doble intención: puede usarse como un insulto, pero en el 90% de los casos es tan solo un acompañamiento cariñoso para dirigirse a alguien con quien se tiene mucha confianza. “Chamuyar” puede significar flirtear con alguien o inventar argumentos poco válidos para justificar algo particular. Decir “copado” es señalar que algo es genial. La jerga local es infinita y está repleta de pequeños secretos repletos de sentido.
Además - y directamente relacionado -, los argentinos son conocidos por sus gestos expresivos. Comunicarse con las manos es un hábito inconfundible y cada gesticulación puede ser tan elocuente como el uso de palabras.
Hacer asado o parrillada
No hay nada más argentino que un buen asado. Este tradicional método de cocinar carne a la parrilla es una experiencia compartida que une a familiares y amigos en torno a la preparación y el disfrute de un delicioso banquete. El proceso implica la selección de cortes de carne de calidad, que puede incluir asado, vacío, ojo de bife, entraña y achuras como chorizos y morcillas. El fuego de leña o carbón encendido es el corazón de esta tradición, y se controla con maestría para cocinar la carne a la perfección. La persona encargada de la parrilla, conocida como el "asador," ocupa un lugar especial en el evento. Mientras la carne se cocina lentamente, los participantes conversan, disfrutan de aperitivos y, por supuesto, brindan con vino o cerveza. Un verdadero ritual.
Opinar apasionadamente de cualquier temática
Una característica destacada. Los argentinos son conocidos por su habilidad para debatir apasionadamente sobre una amplia gama de temas, desde el fútbol hasta la política, la comida y la cultura. La pasión se manifiesta en conversaciones animadas y opiniones fuertes. No importa si se trata de discutir cuál es el mejor equipo de fútbol, qué plato es la verdadera representación de la gastronomía regional, o cuál es la solución para un problema social; los argentinos lo hacen con entusiasmo y convicción. Las conversaciones a menudo incluyen gestos expresivos y un uso distintivo de las manos para enfatizar puntos clave. Estas discusiones pueden ser emocionales, pero rara vez se tornan hostiles. En lugar de confrontación, la pasión se usa como un medio para manifestar el compromiso y el interés genuino por los temas que importan.
Saludar con un beso o un abrazo
Una de las características más distintivas y entrañables de la cultura nacional es la costumbre de saludar con un beso. No importa si es familia, amigo, o incluso si es un encuentro con alguien por primera vez: un beso en la mejilla es el gesto de bienvenida por excelencia. Esta tradición es una demostración de la calidez y cercanía que caracteriza a los argentinos. Los besos son una manifestación de amistad y hospitalidad, y se dan con naturalidad y gracia.
Cenar a altas horas de la noche
La puntualidad no se les da muy bien a los locales. Y cenar temprano, tampoco. Mientras que en otros países alrededor del mundo la hora para ingerir alimentos ronda las 7 de la tarde, en Argentina el promedio ronda las 22 h. Además, la energía nocturna de la vida en las ciudades y la cultura de los bares contribuyen a este hábito. Cenar tarde no solo permite aprovechar al máximo sus días, sino que también refleja su pasión por la vida social, con largas y animadas cenas que a menudo se extienden hasta altas horas de la madrugada.